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lunes, 13 de abril de 2009

Todos cometen errores

"El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor"
Confucio


Una vez que se echa a andar nuestro emocionante ciclo del libro y de haber pasado todos los filtros mencionados en el post anterior; ya con el VOBO y aún con las repetidas revisiones al texto que ello implicó. Llega el momento de una muy minucioso y estricto examen a conciencia.

Así que... cuando creímos que no podía haber tipo más audaz en la editorial que el editor, llega a nuestras vidas un nuevo personaje encargado de ésta labor de supervisión: -cha cháaaan- el corrector de estilo.

En ésta parte del proceso es quien toma el curso del futuro libro y procura una comunicación y revisión constante al trabajo del autor, traductor, tipógrafo, diseñador, ilustrador y hasta impresor.

Sobre las manos de éste hombre recae el éxito o el fracaso de la calidad en el manuscrito. Él tiene que hacer que, como dicen, todo cuadre.

Por lo tanto, no es de extrañar que sea el ojo más estricto y más temido de todas las partes que engranan el resultado final. El autor teme que cercenen su "perfecta" obra. Incluso diseñador e impresor cuidan que su trabajo se considere adecuado o le encuentren fallas.

Pero volviendo al autor, la labor del corrector consiste específicamente en que el texto sea legible, accesible sintaxis, de impecable estructura y verifica que la información sea correcta. De manera que el corrector ha de ser un verdadero erudito en cuestiones del lenguaje, pero también en el tema del libro. Ya que son comunes las fallas en ciertos nombres o datos que sólo un conocedor podría identificar y que el ojo del escritor, editor y consultor pudieron haber perdido de vista por la lectura repetitiva que vicia las correcciones.


Así que el corrector de estilo también representa la lectura y visión fresca para dejarlo impoluto y "guapo" considerando lo siguiente:

  • LEGIBILIDAD: es la forma inteligible de presentar el manuscrito para que el tipógrafo pueda capturarlo cuando esté listo. Aquí se vigilan, por ejemplo, los "errores de dedo".
  • UNIFICACIÓN: implica uniformidad la puntuación, nombres, abreviaturas, tipografías, formas de escribir algunas palabras, etcétera.
  • ORTOGRAFÍA Y GRAMÁTICA: la primera elemental (no diré más). Clarificar las ideas, no es regla pero en la literatura éstos errores no son tan comunes, en textos académicos pasa más seguido de lo que creen. Hay gente muy experta en su campo de estudio, pero de redacción saben un comino.
  • TRASLITERACIÓN: en el caso de las traducciones, es importante vigilar las adaptación. Aunque una obra originalmente estuvo en japonés, por ejemplo, no es lo mismo traducirlo al español antiguo, al de argentina, o cualquiera otra de sus "versiones".
  • VERACIDAD DE LA INFORMACIÓN: deberá cersiorarse de que los datos expuestos como nombres propios o años, sean correctos.
  • PROPIEDAD Y LEGALIDAD: nada de plagios.

1 comentario:

Daniel Cárdenas (Perú) dijo...

Estimado colega, se te escapó un pequeño gazapo:
VERACIDAD DE LA INFORMACIÓN: deberá cersiorarse de que los datos expuestos como nombres propios o años, sean correctos.

Cersiorarse - incorrecto
cerciorarse - correcto
Es que las teclas nos juegan unas pasadas...