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lunes, 23 de febrero de 2009

Si no son enchiladas






Como sucede con casi todos los productos que consumimos jamás pensamos en el proceso que se llevó a cabo para llegar al resultado final. El caso de los libros no es precisamente sencillo, en especial tratándose de un mercado como el actual donde la lectura se encuentra devaluada.

Datus C. Smith explica a detalle en su Guía para la publicación de un libro "el emocionante ciclo del libro", como he decidido llamarlo:

Puedes dar click en la imagen para ver la emoción de cerca.


El autor



Es el creador del producto original. Como tal, debe proteger su trabajo de aquellos malintencionados que podrían plagiar o hacer mal uso de su obra. Por ello se inventó el copyright que protege el derecho a dar, luego de algunas negociaciones, su autorización para reproducir su escrito además de reconocerlo como el legítimo dueño. También se lleva un "tipo de relación entre el número de personas que utilizan el libro y el monto de la recompensa que el autor recibe", o sea, las regalías.

Recordemos que sin autor simplemente es imposible continuar con la emoción.


Entre el autor y el impresor está el editor, en este caso, la editora que interviene en la planificación del libro y es responsable de darlo a conocer. De ahí el inicio de la simbiosis: sin autor no hay libro, pero sin editor, impresor y vendedor el texto no tendrá difusión ni será redituable para el escritor (y no, no importa que sea "LA OBRA").


El impresor


Es el fabricante del libro quien no determina la publicación más allá de la impresión misma del producto (que en realidad es un importante paso), pero no influye en las decisiones o eventuales cambios al contenido.

El impresor recibe el texto del editor con los formatos requeridos, es decir el diseño, composición tipográfica, encuadernación, papel, etc. Al firmar un contrato tiene la obligación de respetar condiciones de reproducción. Es el primero en recibir su paga.




Volviendo al editor, éste debe cerciorarse de la corrección ortotipográfica, o sea, que el texto se haya revisado cuidadosamente una y otra vez hasta asegurarse de que no hay errores. De lo contrario, si el impresor produjo un gran número de copias equivocadas, los ejemplares tendrán que reimprimirse nuevamente con las correcciones pertinentes, lo cual elevará los costos de producción. Y todos señalaremos y culparemos al editor por haber hecho mal su trabajo.

Un editor negligente pondría en peligro el sano y correcto equilibro de nuestro ciclo.

Ah sí... el editor también debe hacer cumplir los plazos de impresión y las negociaciones de los costos con el impresor.

Por cierto...

En el editor también debe administrar el presupuesto que contempla producción, promoción, publicación. Costos e ingresos (precio al público, ejemplares, descuentos a librerías, comercialización, etc).


Vendedor



Una vez que el editor ha establecido los factores anteriores y el libro se ha construido como tal, es momento de sacarlo a la venta y esperar a que la inversión se recupere.

Los vendedores naturalmente reciben una parte de las ganancias, pero éstas fueron contempladas por el editor, de manera que los demás que intervinieron reciban también su parte.




Si todo salió de acuerdo al plan, cuando se cumplió ese proceso el libro está listo para ser disfrutado por los lectores, pagar la suma y esas ganancias serán repartidas y algún porcentaje le llagará a tu escritor favorito. Es por eso que la piratería daña tanto la industria y atrofia el ciclo.


3 comentarios:

Arturo J. Flores dijo...

Conozco este proceso; lo vivo y lo sufro. Sin embargo, cuando regreso a él desde la visión teórica parece al mismo tiempo hermoso y horrible. Interesante tu blog. ¿Porqué escribo con el texto centrado? En realidad sólo porque sí, "pa' que se vea bonito", pero cuando lo hago en papel es otra cosa.

Unknown dijo...

Interesante el post, a mi siempre me ha gustado saber el proceso de las cosas, por eso mismo soy ingeniero jejeje

Pedro Hernández dijo...

Buen post, muy bien explicado todo el proceso. Y aunque concuerdo con que el autor es la semilla sin la cual es imposible continuar con la emoción, creo también que a veces el vendedor se vuelve la estrella del proceso, basta con ver cómo libros de autores como Carlos Cuauhtémoc Sánchez se venden como pan caliente a pesar de lo nefandos que son.

Claro que respeto a quien le gusten esos libros (neeel jamás jejeje).

Me gustó tu blog!!!