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domingo, 22 de febrero de 2009

Cero y uno: el fin justifica al medio

"El arte en vez de declinar, debe conquistar la esfera de la tecnología."
Otto Wagner


El temor a que la tecnología nos rebase clausura la posibilidad de que nos perfeccione. Esta natural aprensión ha acompañado al hombre en cada uno de sus hallazgos e irremediablemente lo ha dividido en el goce y el recelo.

El primero busca el acercamiento y plusvalía del hecho tecnológico. Mientras que el segundo lo condena y relega hasta terminar en el auto-rezago. Con ello no es que cancele el análisis crítico que exige toda transformación, sin embargo dicho análisis debe encaminarse -creo- más a un aprovechamiento que al destierro.

Todo esto me recuerda (y ahí viene la "bonita anécdota") la imprenta que tiene, aunque ahora más bien puedo decir que tenía, mi familia. Este negocio se negó a evolucionar y renuente a las facilidades que la digitalización trajo, se ha quedado corto y obsoleto ante necesidades de la actualidad.

La rapidez con la que ha evolucionado la humanidad en el último siglo es producto de los avances en comunicación. Negarse a estos procesos limita una de las funciones más esencial en el hombre que es el intercambio de información, la interacción con su entorno (virtual, si gustan) que termina por depositarnos en el rezago social.

Algo que me parece fundamental es el uso que se le dé al soporte digital, y que Daniel Cassany tiene a bien resaltar. La idea no que el producto de la digitalización sustituya las formas de nuestro hacer cotidiano. Lo ideal es apostarle a que estos avances aumenten la calidad de las creaciones que resulten.

Wikipedia no sustituye el trabajo de investigación ni el contenido íntegro de la misma. Lo que sí hace es brindar una buena pista para iniciar el resto del camino que requiere indagar. Por ejemplo, lo que Wikipedia o Taringa o la misma Internet realmente representan, es el cúmulo de información que los usuarios poseen. Lo que todos sabemos sobre todo o sobre algo.

Así es como se inició el concepto de enciclopedia. Sólo que no son D'Alembert, Diderot y Voltaire quienes la dirigen en esta ocasión, sino todos los usuarios de Internet como lo dicta su principio de funcionamiento. Es por eso que la información que circula en la red implica el reto, que evidentemente no todos deciden tomar, de discernir entre lo útil (y no) de su contenido.

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